lunes, 15 de abril de 2013

Golpes bajos

Feral llegó a la arena jalando su maleta y, como es tradicional en los enmascarados, con la máscara puesta. Máscara negra por completo, sin boca y con malla en los ojos, negra también. Parecía un uyuyuy, pero en rudo. La gente que había llegado temprano y que ya se encontraba ocupando su lugar en las gradas lo miraba pasar sin acercársele. Era distinto a otros luchadores a los que el público saludaba o los niños se acercaban a conocer. Ni siquiera le metaban la madre las señoras entronas que acostumbran defender a los luchadores técnicos. El Guerrero Universal lo vio entrar en los vestidores, venía llegando después que Feral y a diferencia del otro, recibió algunos saludos, chiflidos y se le acercaron niños; hasta sonó entre las gradas una mentada de madre. El respetable estaba vivo.

En el vestidor, Feral tampoco habló con nadie. Se conocía con pocos de los luchadores locales. No había venido a socializar, sino a que lo vieran luchar. Estaba comenzando a cobrar fama en las arenas donde se presentaba, tenía buenos fundamentos de llaveo y era espectacular con los lances. Tenía buenos detalles. Sin embargo a los otros luchadores no les gustaba repetir una lucha con él. Era parco para hablar, tendía a luchar para lastimar y no jugaba en equipo.

Esa tarde fue lucha de parejas, el Guerrero Universal hacía pareja con el Vengador, Feral salió con Velo de la Muerte. Todo iba bien, cosa normal hasta la tercera caía en la que el Guerrero había lanzado a Velo de la Muerte sobre Feral y éste se quitó, provocando que Velo cayera de feo modo sobre la lona. Todo fue alarido y rechifla entre el público, estaban gozando de la lucha. El Guerrero volvió a engancharse con Feral.

- ¿Qué estás haciendo? ¿No viste a tu pareja? - le preguntó por lo bajo.

- A luchar. - dijo el otro por toda respuesta.

No insistió el Guerrero, pero algo en su instinto le dijo que no le hiciera confianza.

Velo de la Muerte abandonó a Feral, que de todos modos alcanzó a hacer unos lances que a la gente le gustaron y a aplicar un par de llaves que dolieron sobre sus adversarios, hasta que terminó regalando la lucha al bando técnico al aplicar un golpe bajo que ni siquiera escondió del referee. Podría decirse que todo normal, pero algo denotaba la mala vibra. La raza en las gradas estaba en el mejor punto, listos para la lucha estelar.

No esperó por su pareja y sin mirar atrás se fue a los vestidores.

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