lunes, 12 de enero de 2009

Un asunto especial

Un buen día llega Mafalda y le pregunta a su mamá:

- “Mamá ¿vos a mi edad tenías amiguitos como los que tengo yo?”
- “Sí hijita, claro que los tuve”
- “¿Y que pasó que no los ves nunca? ¿acaso te peleaste con ellos?”
- “No hija. Lo que sucede es que fuimos creciendo y la vida nos llevó a cada uno por diferentes caminos.”

Mafalda, que siempre encontraba motivo de meditación en cosas que pudieran parecer triviales, pensó un momento en la respuesta que su madre le dio y después, llena de despecho exclamó:

- “¿Y QUIÉN CUERNOS SE CREE LA VIDA QUE ES PARA HACERLE ESAS PORQUERÍAS A LAS PERSONAS?”

El hecho de permitir que una amistad se enfríe es, desde luego, una porquería.

Una porquería bastante triste según lo veo.

Han pasado más de 20 años y he tenido tiempo de sobra para meditar acerca de quién cuernos se cree la vida que es. Creo comprender porqué a veces se va uno por diferente camino al de sus amigos, aquellos inseparables y mafiosos compinches que vivieron tantas pequeñas y sencillas pero trascendentales cosas hace tanto tiempo.

Sin embargo aunque los caminos sean distintos y vayan para diferente destino, el cruce de caminos debería de ser más constante y si en verdad uno hace camino al andar, como dice la canción ¿porqué no ser uno mismo el que provoque esos cruces? Después de todo somos nosotros quienes guiamos los zapatos. No vaya a ser que venga la vida y nos haga una porquería también a nosotros. Yo conozco mi historia, tu la tuya y cada quien sabe a dónde lo llevaron sus pasos.

Hoy esos pasos nos trajeron aquí.

Tuve durante mucho tiempo una especie de constipación emocional, un vacío, una deuda de vida que merecía ser saldada, o por lo menos abonada. Un vil consuelo era el saber que la vida da muchas vueltas y que algún día una de esas vueltas me haría encontrarme con alguno de ustedes. Pero pienso que era una posición cómoda y conformista ya que como dije al principio, la vida de repente nos juega rudo y podemos llegar al final de nuestros días sin ponernos a mano con esos años y con esos amigos.

Me siento, y creo que muchos de nosotros si no todos, muy afortunado de haber tenido hoy la oportunidad de verlos una vez más.

Ya no podremos compartir las clases en la escuela, ni los maravillosos descubrimientos que un niño hace cuando deja de serlo. Hemos evolucionado y hoy podemos compartir una cerveza… o mejor un six, una opinión más formada de muchísimas cosas, un juego de ajedrez o de dominó y muchas cosas más. Algún día tal vez tengamos que compartir soledades, enfermedades y despedidas y espero llegado el momento, estar.

Alguien alguna vez me dijo que la edad debería de medirse no por la cantidad de años que uno acumule sino por los amigos que se logre hacer y sobre todo, mantener. En ese sentido, yo sí quiero llegar a viejo.

Se ha hablado de lo increíblemente crueles que podríamos llegar a ser. Para niños de la edad que teníamos la presión ejercida pudo haber sido demasiada. Tanta que indudablemente aún la recordamos y nos marcó de algún modo. Lo hemos mencionado todos y sin embargo podemos decir que fueron más las cosas positivas que obtuvimos. Dejando de lado las travesuras y maldades que podíamos hacer, el día de hoy son sólo divertidas y entrañables anécdotas mientras que lo que sobrevive es la solidaridad, la capacidad de organizarnos, el liderazgo, el reconocimiento de lo que cada uno somos y sobre todo la unidad y el cariño. Las cosas que nos pueden seguir haciendo crecer son las que hoy nos han traído aquí.

Aunque la nostalgia es el principal ingrediente, muchos estamos aquí también por otros motivos. Pienso que el ponernos en contacto nos hará crecer como comunidad y siento que nos hará más fuertes individualmente por añadidura. Tenemos gente dedicándose a los más diversos oficios, haciendo cosas útiles y variadas que a todos nosotros nos pueden servir, no en el sentido mezquino del beneficio egoístamente entendido, sino como una sinergia y un sincero enriquecimiento que como personas podemos tener.

En estos tiempos difíciles ha sido reconfortante encontrarnos con gente con la que compartíamos problemas y situaciones más sencillas y alegres y creo que a todos nos ha hecho bien.

Hoy podríamos pensar que fue una de esas vueltas de la vida o una feliz casualidad la que nos ha reunido. Yo prefiero pensar que como buenos miembros de nuestra generación…

FUIMOS TODOS

Este texto fue escrito con todo cariño para mis viejos y entrañables amigos y ex compañeros del F. Está inspirado y basado brevemente en mi propio escrito llamado El verdadero email, publicado aquí mismo.

Carlos G Garibay