Debo reconocer que caeré en una falta de conocimiento pero en mi defensa mencionaré que si dejé de seguir las noticias del baloncesto nacional mexicano desde hace ya algunos años es porque de plano me produce flojera y vergüenza. Como consecuencia, no sé quien es el cacique en turno ni domino como antes la lista de jugadores habituales de la selección (
toda la vida han sido pocos) aunque estoy seguro de que todavía rondan algunos de los mismos fósiles de siempre. Conozco el ambiente, ya de joven me tocó sumergirme en el basket universitario en Guadalajara. Honestamente, nunca fui muy bueno. No hice carrera pero disfruté de jugar basquet a ese nivel mientras duró. Pero además debo decir que tampoco estuve muy dispuesto a pagar de ciertos modos por mi derecho de piso. Sin embargo tuve la fortuna de que mi primer maestro, Alejandro
Cachi Medina, me enseñara los valores mínimos de honor y dignidad deportiva al portar una camiseta. Ya hubiera querido la oportunidad de representar a México, aunque sea gratis.
Tuve la suerte de conseguir boletos para asistir a un par de juegos en fase de grupos de los Panamericanos de Guadalajara 2011. Al margen de lo que opine de dichos juegos, me gusta el basket y me parece una buena oportunidad de ver buenos partidos y además de llevar a mis hijos que son pequeños (
Actualmente no hay oportunidad de ver basket profesional en Guadalajara -no, a los Tecos no- como antes).
No será la primera vez que yo vea a la selección nacional jugar, pero mis hijos si. Cualquier
pambolero empedernido dirá que es justo y necesario honrar a la patria y gritar
viva México cabrones haiga sido como haiga sido. Pero yo no quiero eso para ellos, y menos después de ver las últimas notas de nuestra selección: las desventuras de
Eduardo Nájera y su negativa a participar y, en el mismo tenor, la informalidad de nuestra selección al
dejar plantado al seleccionado de Brasil para un partido amistoso y de preparación (
¡y exhibición!) en el Coliseo de la UdG alegando falta de primas y premios (
¿porqué los irían a premiar?). También podríamos hablar largo y tendido sobre los años, décadas, de abandono y vergüenza del basket nacional a manos de dos o tres caciques, basquetboleros frustrados en el mejor de los casos.
A mi que me perdonen, pero ni siquiera parece justo que le impongan al respetable la obligación moral (
y patriótica) de apoyar, de construir y de aplaudir a rabiar cuando ellos parecen contar con el toque del Rey Midas invertido (
todo lo que tocan lo hacen mierda).
¿Alguna vez ha tenido usted la fortuna de encontrarse con algún basquetbolista profesional mexicano en alguna unidad deportiva? ¿le ha pedido
echarse unos tiros con usted? ¿o una
cascarita?
¿Qué le respondió él?