martes, 9 de septiembre de 2008

El Luchador Rudo: El Encantador de Masas


El estilo rudo es del agrado del público aunque manifieste otra cosa. Ser un luchador rudo para mi significa estar en la cima de mi carrera, ser rudo significa saber darle gusto a la gente. Saber manejar su estado de ánimo, para bien o para mal. La gente siempre se va a acordar de un buen luchador rudo.

-El Engendro

Uno de los axiomas de la lucha libre más arraigados dice que para poder ser un buen luchador rudo primero se debe empezar por ser un buen luchador técnico. Esto queda bastante claro tomando en cuenta que todo luchador debe de tener muy bien sentadas las bases de este deporte. Sin embargo la vox populi tiende a encasillar a un luchador rudo como un personaje malo, es decir, que actúa con maldad, sin que el concepto tenga nada que ver con su calidad como luchador. Por contraparte, el luchador técnico, el que siempre lucha sujeto a las leyes fundamentales del deporte, es idealizado como un héroe. El que se sobrepone a las adversidades y a pesar de que el bando contrario le esté aplicando doble o hasta triple equipo, sale avante con una llave bien hecha o un espectacular vuelo. El defensor del bien, atento con las damas y bueno con los niños. El que no hace trampa y en el caso extremo de que llegue a cometerlas, su muy respetable público hace caso omiso de ellas pues ni siquiera tiene que llegar a perdonárselas. Además se jacta de ello, pues con micrófono en mano dice: “con esto te demuestro que yo también sé de mañas”. El luchador técnico tiene su propia personalidad y mística que son pilar indispensable de la magia que existe en la lucha libre mexicana. Un misterio digno de su propio rosario, del cual hablaré en otra ocasión.

Hablemos del luchador rudo. El que desde mi muy particular punto de vista es un claro ejemplo de la condición humana. Los personajes que pertenecen a este bando, en su gran mayoría utilizan calificativos que hacen una alusión a la rudeza, a la violencia y en muchísimos casos, ya lo habíamos mencionado, a la maldad. Apelativos como Negro, Asesino, Salvaje, Infernal, Bestia, y un sinnúmero de etcéteras acompañados de los más diversos nombres y apellidos, pretenden darle al espectador y, por supuesto, al rival, una impresión de peligrosidad, una advertencia acerca del enorme problema que tienen al osar enfrentarse a ellos y de lo mal que la van a pasar en consecuencia. El luchador rudo no pretende ser un héroe ni hacer alarde de urbanidad y buenas maneras. Aunque al igual que el luchador técnico busca obtener la victoria, ser el mejor sin importar que sus métodos sean distintos. Cuando el luchador rudo comete una falta o le quita la máscara a un rival se enorgullecerá del hecho, aunque en público lo va a negar y por si fuera poco, siempre pretenderá poseer una gran técnica de lucha. Esto es algo muy importante para destacar, pues un luchador rudo que posea buena técnica siempre será respetado por propios y extraños. Podemos citar como ejemplo a Don Daniel López El Satánico quien siempre hace gala de mucha rudeza sin que por ese motivo deje de deleitar a los conocedores con sus excelentes llaves y lucha a ras de lona, además de ser uno de los maestros más prestigiosos de la actualidad.

Dejando en claro que los luchadores de ambos bandos deben ser poseedores de buenos conocimientos de este deporte ¿qué otra cosa, entonces, distingue a quienes pertenecen a uno y otro equipo? Desde luego, destaca la capacidad para la violencia que pueden manifestar los luchadores rudos. En palabras de Great Eku, de Samoa: “Ser un luchador rudo significa no tener barreras, nada que te ate, no tener reglas ni medir las consecuencias de tus actos. Violencia en su máxima expresión”. Fue un luchador rudo, seguramente, el primero en utilizar como arma una silla para agredir a algún rival, y a partir de ahí hemos podido ver escaleras, tubos de luz, manoplas, aerosoles utilizados como lanzallamas y un sinfín de artilugios más que a ojos de mucha gente pueden parecer un exceso. Ante los reclamos que le estaban haciendo por golpear con un recipiente metálico de 20 litros a un rival lesionado, El Vago, luchador rudo de la Arena Jalisco responde: ¿Qué importa que esté lesionado? ¿Entonces a qué viene? El Engendro, por su parte dice: Esto es para hombres ¿qué no? Un luchador técnico llega a valerse de estos medios, pero únicamente como defensa, una vez que el rudo los sacó a relucir antes que él. Suena fascinante el poder sentir esa falta de consecuencias, el poder causar revuelo, seguir compitiendo y hasta ganando, impunemente. La sensación de libertad que describen es en realidad muy tentadora para cualquiera.

Sin embargo para poder ser un buen luchador rudo no basta con tener una buena técnica de lucha, ponerse a hacer rudezas y a excederse en los castigos. El luchador rudo también debe someterse a situaciones que provoquen no solamente el repudio y la rechifla del respetable, sino también la burla. Caerse del cuadrilátero, tropezarse, golpear por error al compañero, vaya, ponerse a sí mismo en ridículo y así colocarse en una situación catártica para el público pues es una de las maneras en las que éste obtiene desquite. La impotencia que puedo llegar a sentir ante las injustas decisiones del referee o la golpiza que le estén dando a mi técnico favorito se puede aminorar si tengo la oportunidad de reírme a mandíbula batiente a costa de la torpeza del luchador rudo. Para poder provocar este efecto se requiere también de carisma, talento y sobre todo, entrega. Atributos admirables en un deportista, sin importar su modalidad ni bando. El Vago comenta: Nosotros nos entregamos noche con noche a dar el 100%, no escatimamos en lesiones ni en nada. El público nos responde a pesar de que somos rudos. Puedo decir que me consta la entrega de la que habla, pues lo he visto caerse de espaldas desde el cuadrilátero, recibir fajazos a diestra y siniestra sin queja alguna, chocar contra los postes y decir y hacer cosas que provocan la burla sobre él. No recuerdo a un luchador técnico que se someta a sí mismo a tales situaciones. Por supuesto que participa en el performance general de la función e interactúa directamente en las evoluciones del luchador rudo, aunque el rol que toma es, evidentemente, distinto. El efecto que debe producir es diferente.

Toda persona que realiza un trabajo que es presenciado por mucha gente, como los artistas o los deportistas, busca invariablemente agradar a esa gente, su reconocimiento, su aplauso y desde luego, su recuerdo. ¿Qué es lo que lleva a un luchador a provocar la molestia del respetable? La mayoría de los luchadores rudos coinciden en que el repudio del público es, precisamente, la forma que tiene de reconocer su trabajo. Según el Hijo de Pierrot: El enojo del público representa felicidad, alegría para mí, como un festejo. Desde luego, cuando el trabajo de una persona consiste justamente en hacer enojar al público, el mayor reconocimiento llega cuando se hace patente ese enojo pues es la muestra palpable de que la labor se está haciendo bien.

Salvo tu mejor opinión, estimado lector, creo que una de las mayores fortunas de las que puede gozar una persona es tener la oportunidad de trabajar en algo que le guste, que le apasione. De modo que si un luchador rudo, aparte de tomar la rechifla como la muestra de que está haciendo las cosas bien, a eso le añade los sentimientos que en él se despiertan, entonces podemos hablar de alguien muy afortunado. Hay luchadores como el Guerrero Vikingo que dicen que los divierte que la gente se moleste. A juzgar por las luchas que acostumbra brindar, debe de ser una persona muy feliz.



TERRY KISS - Foto: Quicho Olivares, DSD la Tercera

Una vez tuve la oportunidad de vivir algo así. Fue en la ocasión en que Terry Kiss me obsequió su máscara. Quiso él que yo subiera al cuadrilátero a recibirla. Su sola presencia bastó para que el público técnico se comenzara a meter con él, lo cual habla de su personalidad y carisma como rudo. Al agradecerle su obsequio, ante el micrófono me declaré aficionado rudo y al abrazarlo, volteamos a saludar precisamente al público técnico. Nunca antes había visto tal cantidad de dedos medios dedicados a mi persona y ¿sabes una cosa? Por mi madre que se siente muy bien.

Sin embargo, cuando se lo he preguntado a los luchadores rudos, la mejor, más sencilla y contundente respuesta que me han dado fue la que me dijo Fumanchu: ¿Qué sientes cuando la gente te abuchea y te grita cosas porque estas lastimando a algún luchador técnico?

Siento que estoy vivo.

Por Carlos García Garibay


Este artículo fue enviado a la revista Titanes del Ring en respuesta a su convocatoria para artículos de Lucha Libre. Pedían algo original, lo confeccioné en base a algunas entrevistas que hice para tal fin con los luchadores con los que habitualmente trato para la revista que tengo con el Quicho: DSD la Tercera. Por lo menos me gané una mención en la revista y me divertí mucho escribiéndolo.

No hay comentarios: