jueves, 15 de noviembre de 2012

Bad Dog

Las manos de uno de los hombres se posaban en la garganta de K. Se revolvió pero sus mandíbulas no cedieron. Se oyó el crujir de los huesos del brazo, seguido del grito agudo de la víctima. El hombre soltó al animal, tomó su arma y cortó cartucho. Se disponía a matar al can cuando sonó el silbido. La fiera soltó al pequeñajo y se sentó, obediente. Ambos miraron a la mujer sorprendidos. La pistola apuntó hacia ella, que se limitó a chasquear los dedos teatralmente.

K atacó de nuevo, esta vez, a los testículos del pistolero.

 

NOTA: Este es uno de los microrrelatos mencionados con los que participé en el Getafe Negro. - CGG

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