domingo, 4 de julio de 2010

El oficio vendrá y te agarrará de los tompiates...

Dado que no hay plazo que a su término no llegue,
aquí sentado frente al bloc de notas me tienes.
Tanta blancura impone; a intimidarme alcanza.
Trato darme valor y digo:
"vamos, no pierdas la esperanza".

- Menuda Coincidencia en Verso ¿sin esfuerzo?

No puedes evitar recordar a los personajes de Trino en La Chora Interminable: un escritor en mangas de camisa con un eterno cigarro en la mano que nunca escribe nada y una Musa chafa acompañándolo... vaya, te consta que las oleadas de inspiración de repente llegan y no te dejan en paz hasta que les das salida. De repente usas tiempo clandestino para aventajarle a la novela que espera pacientemente desde hace meses a que le añadas capítulos, párrafos. Dejas de escribir algunos códigos, algunos programas, chamba que todo mundo espera que hagas para ayer para sacarte de la manga un capítulo de 5 cuartillas para la mencionada novela. Excelente, pero de pronto el sentimiento de culpa asqueroso y detestable llega a fastidiarte el momento de éxito. Tomas por asalto tres cuartos de hora que se supone son para otra cosa y te metes a un café con una silla cómoda y un enchufe cercano para la laptop y se te van dos tercios del tiempo pensando qué demonios escribir que justifique la infracción. Tarde de lluvia, dispones de un par de horas a solas en tu estudio... tasa de café, pachita nalguera con un poco de licor, un par de rebanadas de pan tostado, y pinchemil gigas de música a tu disposición. Nada. Sabes que no tienes todo el día, toda la tarde... ni siquiera toda la noche o días próximos. Tu oficio regresará a agarrarte de los tompiates y no te los soltará hasta que termines los reportes para el sistema de información de los programas de inversión escolar, o que le avances algo al sistema de información hospitalaria que tiene meses de retraso y que te está robando mucho de tu tiempo, la chamba por fuera ocupará tus tardes y tus noches; hasta tiempo del que oficialemente no dispones. Carajo. Darías mucho para que eso se acabe y puedas usar ese tiempo para escribir otras cosas. Paciencia, te dices mientras los minutos pasan y se acerca el momento en que deberás apagar la computadora y olvidarte hasta nuevo aviso de contar con tiempo disponible para "escribir".

4 comentarios:

LaClau dijo...

Carlos,

La descripción de esta tarde lluviosa con tiempo, que no es tuyo aunque te pertenezca, me suena espantosamente familiar. Que bueno que lo compartes y con mi taza de café, te envío un saludo desde el otro lado de la computadora que aún no apago.

Un abrazo,

Carlos G Garibay dijo...

Saludos Clau

Muchísimas gracias por darte una vuelta por el blog y sobre todo por dejar un comentario.

Resulta catártico e irónico escribir sobre las ocasiones en que no se puede escribir.

Gracias nuevamente!

Lo mejor

Relampago del sur dijo...

Leyes de la vida adaptate o muere
Maldito sistema como es posible ke seas tan eficaz.
jajajaja

Carlos G Garibay dijo...

Muy eficaz mi estimado. La clave está en reconocer que uno mismo está inmerso en él ¡salud!