Es en ocasiones como ésta en las que me doy cuenta de lo hecha que tengo mi rutina.
Rutina.
Me molesta esa palabra, lo suficiente para disfrazarla con un eufemismo: ¿costumbre? ¿hábito? Los matrimonios le temen y a mi me da en cara porque pone en evidencia el sedentarismo del que trato de huir escribiendo.
¿Escribir no es una actividad sedentaria?
En fin, no se trata de hacer una reivindicación de mis propósitos de año nuevo sino de tratar de echar para afuera el sentimiento de culpa que me da el haber avisado a la oficina mi inasistencia de hoy por la tarde. No les dije, desde luego, que iba a emplear el tiempo en darle cauce a un proyecto personal, que iba a ir a un café a hacer una entrevista de las que realizo para confeccionar un libro. Imagínese.
Disfruto de los cafés, la vista, el ambiente, por supuesto la bebida; pero lo que más me gusta de ir a un café es charlar con la(s) personas(s) que para tal fin se supone que me acompañan.
Verme de repente solo en la mesa a causa de una cancelación, con todo el tiempo que había reservado ex profeso, desata en mi la ansiedad del "¿quéchingados hago ahora?", "¿a dónde chingados voy?", "¿a quién chingados le llamo?"
Mi directorio telefónico está lleno de contactos que también tienen sus ocupaciones.
En realidad el tiempo del que dispongo no es suficiente como para ir y realizar otra actividad que no sea aquélla para la cual reservé dicho tiempo (ni siquiera la actividad a la que le tuve que escurrir el bulto en primer lugar).
No tengo conmigo un libro ésta vez pero traigo el periódico del día. Tomar nota: No olvides tus libros.
Traigo mi cuaderno, de suerte que pude escribir esto en algo más que servilletas.
Como dije lineas arriba, hay buen ambiente (La Cafetería, Robles Gil y Libertad), buena música, buena vista (¡si señor!), buen café... tan sólo no hay compañía.
Creo que me tengo que despojar de la preocupación y la culpa que me vienen cuando de repente me encuentro con un par de horas libres y disfrutar el rato...
...aunque sea yo solo.
Rutina.
Me molesta esa palabra, lo suficiente para disfrazarla con un eufemismo: ¿costumbre? ¿hábito? Los matrimonios le temen y a mi me da en cara porque pone en evidencia el sedentarismo del que trato de huir escribiendo.
¿Escribir no es una actividad sedentaria?
En fin, no se trata de hacer una reivindicación de mis propósitos de año nuevo sino de tratar de echar para afuera el sentimiento de culpa que me da el haber avisado a la oficina mi inasistencia de hoy por la tarde. No les dije, desde luego, que iba a emplear el tiempo en darle cauce a un proyecto personal, que iba a ir a un café a hacer una entrevista de las que realizo para confeccionar un libro. Imagínese.
Disfruto de los cafés, la vista, el ambiente, por supuesto la bebida; pero lo que más me gusta de ir a un café es charlar con la(s) personas(s) que para tal fin se supone que me acompañan.
Verme de repente solo en la mesa a causa de una cancelación, con todo el tiempo que había reservado ex profeso, desata en mi la ansiedad del "¿qué
Mi directorio telefónico está lleno de contactos que también tienen sus ocupaciones.
En realidad el tiempo del que dispongo no es suficiente como para ir y realizar otra actividad que no sea aquélla para la cual reservé dicho tiempo (ni siquiera la actividad a la que le tuve que escurrir el bulto en primer lugar).
No tengo conmigo un libro ésta vez pero traigo el periódico del día. Tomar nota: No olvides tus libros.
Traigo mi cuaderno, de suerte que pude escribir esto en algo más que servilletas.
Como dije lineas arriba, hay buen ambiente (La Cafetería, Robles Gil y Libertad), buena música, buena vista (¡si señor!), buen café... tan sólo no hay compañía.
Creo que me tengo que despojar de la preocupación y la culpa que me vienen cuando de repente me encuentro con un par de horas libres y disfrutar el rato...
...aunque sea yo solo.
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