martes, 9 de abril de 2013

¿Porqué no puedo ser del Jet Set?

Con esa gente diferente
yo me codeo... ¡que tipo inteligente!
Tengo el bolsillo agujereado,
pero al menos tengo un Rolex
¡Lo he logrado!

- Soda Stereo


Las reuniones generacionales de la secundaria comenzaban a aburrir a Medina una vez pasado el golpe de nostalgia del principio. Ahora parecían una suerte de fiesta diplomática en la que los asistentes bebían coñac meneando garbosamente la copa y hablaban de sus viajes al extranjero o de las partidas de golf y de tenis mientras presumían también el título nobiliario, el currículum y hasta el pedigrí.

Medina sabía que su prestigio no era el mejor en tal círculo.

Pero a pesar de la pompa, alguien había preparado una enorme olla pozolera con una peculiar poción: jugo de naranja, de limón, de mandarina, de lima y de toronja; caldo de cítricos al que le habían añadido también una botella de Tequileño de a litro.

Menudo brebaje.

Cuando Medina entró al lugar, todos los presentes lo voltearon a ver, como forastero que abre las puertas de vaivén de la cantina. A todos les llamó la atención su rostro desencajado, la camisa desfajada y la melena alborotada bajo el sombrero, todo esto aunado a lo súbita de su irrupción.

- ¿Estás bien? - preguntó alguien.

Se dirigió a zancadas hacia la olla del ponche y sin decir nada se empinó cinco cucharones en rápida sucesión, haciendo ruido al sorber y derramando una buena parte del líquido por las comisuras de los labios. Se limpió con la manga y remató con un sonoro eructo, con lo que ganó que no le volvieran a dirigir la palabra durante la noche.

Veinte minutos más tarde dormía plácidamente en un sillón con la cara cubierta por su sombrero mientras la fiesta continuaba y su reputación seguía yéndose al carajo.

No hay comentarios: